Alimentos que debes evitar con artritis
¿Porqué es importante cuidar aquello que comes?
Seguro te has preguntado qué alimentos no comer con artritis, y más por estos días que tenemos un exceso de información en redes.
Por eso, en este artículo encontrarás una serie de alimentos que hacen que te inflames y que no permiten que tu proceso de mejora avance, ni siquiera con el tratamiento médico.
Hoy te voy a contar sobre los alimentos que generan inflamación y que de alguna forma no permiten que sigas un proceso des inflamatorio. Esta información la he corroborado por experiencia propia, sin embargo, puede que sea distinto para ti, por eso es muy importante que aprendas a evaluar tu sensibilidad alimentaria.
Las sensibilidades alimentarias las puedes descubrir a través de un protocolo autoinmune, pero si quieres más información al respecto te dejo aquí mi e-book protocolo AIP para que lo veas y tengas mayor claridad.
En varias ocasiones te he hablado sobre las herramientas que pueden ayudarte a identificar si tienes sensibilidad a un alimento, lo cual te puede estan generando una respuesta autoinmune y por lo tanto desencadenando en dolor y fatiga crónica.
Puedes obtener el paso a paso para hacer el protocolo en nuestro E-book aquí:
¿Puede el alimento ser un desencadenante de dolor?
Si, por supuesto que un alimento puede ser un desencadenante de dolor. Sólo que esto no nos lo enseñaron y es muy importante desarrollar la habilidad de conocer el cuerpo y aprender a escucharlo para darle lo que necesita.
Para que tu cuerpo pueda sanar una enfermedad autoinmune como la artritis reumatoide u otras, necesita tener una visión integral y evitar abonar al terreno fértil de la enfermedad para frenar el avance la condición de salud.
Esto quiere decir, que necesita un ambiente optimo donde puedas mejorar los factores que ayuden a mejorar la calidad de vida.
Si evaluamos un poco, el ambiente para que una enfermedades se desarrollen y se mantenga en el tiempo, depende de distintos factores, tales como:
- Las emociones,
- Las relaciones,
- El estrés,
- El sueño,
- Los malos hábitos,
- Los pensamientos autodestructivos,
- La victimización,
- La rabia, la culpa y
- La alimentación inadecuada.
Como todos los demás factores, el alimento estaría nutriendo ese terreno fértil de una manera negativa, si no hay un conocimiento o una consciencia que permita hacer una transformación, desde la identificación de las necesidades personales.
Sin embargo, hablaremos hoy sobre la alimentación y la forma en que afecta el sistema inmunológico y que por experiencia propia y de las cientos de mujeres que han realizado el programa MEVA he descubierto a través del ensayo y error.
Si deseas ver algunos testimonio sobre los beneficios de una alimentación antiinflamatoria, te dejo aquí este link para que vayas a verlos.
Los procesados
Actualmente vivimos en un mundo de alimentos procesados, esto debido a la industrialización del sector alimenticio, y la búsqueda por suplir unas necesidades “nutricionales” de manera rápida y al menor costo.
Lo más delicado del tema es que los ingredientes pueden alimentar las condiciones virales, bacterianas y toxinas que llevan a que tu cuerpo se inflame, además de causar problemas a nivel intestinal por la llamada “permeabilidad intestinal”.
Lo cuál genera que se debilite y confunda tu sistema inmunológico; el encargado de protegerte.
Otras causas posibles de estos nutrientes son la obstaculización de las células, alteración y destrucción de neuronas y neurotransmisores del cerebro que generan ansiedad, posible depresión o alteraciones del estado de ánimo, generando predisposiciones a otro tipo de enfermedades.
¿Por qué no nos explican la importancia de la alimentación?
Los profesionales de la salud que tratan condiciones inmunes, rara vez refieren implicaciones inflamatorias por deficiencias o estímulos nutricionales.
Esto debido a que en su formación no recibieron el conocimiento al respecto, lo cual fuera de ser bueno o malo, es solo un aspecto a tener en cuenta cuando te manifiesten que no tienes hacer cambios a nivel nutricional.
Por eso, más allá de la información del contexto, lo más importante es que aprendas a conectar con tu cuerpo, a entenderlo y a encontrar la manera de relacionarte mejor con una alimentación más consciente.
A continuación, los alimentos que impiden que tu inflamación disminuya:
El gluten
¿Qué es el gluten?
El Gluten es una proteína que hace parte del grupo de las lectinas, presente en el trigo, la cebada y el centeno.
El cuerpo humano no asimila la lectina de buena manera.
El gluten resulta dañino para nuestra salud no por el hecho de ser gluten, sino que con el paso de los años ha sido modificado genéticamente, tanto como el Maíz y la Soja (después los mencionaremos).
Es decir, es la industrialización lo que daña el proceso.
Cuando en la antigüedad se cultivaba el trigo con nuestros anteriores agricultores, no existía mayor peligro, y esto porqué se realizaba de manera muy natural proviniendo de trigo silvestre.
Hoy en día, el pan que encontramos en la mesa, en las tiendas y panaderías de barrio o los supermercado, son una mutación producto de los cambios que ha sufrido esta proteína con el paso del tiempo y la industrialización de los alimentos.
¿Qué le hace el gluten al cuerpo?
Lo que genera el Gluten es permeabilidad intestinal, que hace que nuestro intestino no funcione de manera óptima. El intestino es como un “colador” dejando entrar lo bueno y frenando a lo “malo”.
El gluten rompe esas paredes y hace que tanto las moléculas de los alimentos, como bacterias y toxinas pasen al torrente sanguíneo.
El sistema inmune intentará dar la “batalla” para protegernos y la forma de hacerlo es a través de una respuesta inflamatoria, la cual continuará hasta que el intestino siga con permeabilidad, incitada a través de estos alimentos.
Es decir, que mientras más consumas, más se seguirá dando este proceso inflamatorio.
Por lo tanto, el sistema inmune lo único que estará haciendo es generar una acción de respuesta hacia lo que él considera como algo “malo”, generando dolor crónico y otros síntomas asociados.
Por eso, el delicioso pan de trigo que se consume, termina por generar afecciones crónicas, tales como: problemas gastrointestinales crónicos, alergias, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, lupus, diabetes tipo 1, entre otras.
¿Cómo saber si eres intolerante al gluten?
La mayoría de las personas no presentan síntomas característicos a la intolerancia a esta proteína del gluten, ya que no son síntomas tan característicos como lo es para una persona celiaca (Alérgica al Gluten).
Sin embargo, la mayoría de las personas, en especial con condiciones autoinmunes presentamos reacciones hasta 72 horas después de consumirlo presentándose en forma de inflamación crónica.
Algunos de los síntomas asociados son el dolor y la inflamación, síntomas a nivel gastrointestinal, perdida de energía, sensación de fatiga, entre otros.
Cuando elijas sacarlo de tu dieta, debes revisar los productos que venden como “gluten free” porque pueden ser reemplazados por soja o maíz, generando casi el mismo impacto.
Por ello siempre será mejor ir a lo natural y no procesados.
Lácteos
¿Por qué el consumo excesivo de lácteos?
Nuestra cultura por muchos años ha estado invadida de la cultura de los lácteos, desde niños nos vendieron la idea que la leche era lo mejor por su gran “aporte” en calcio, cuando hoy sabemos que la leche viene fortificada con calcio (esto quiere decir que deben ponerle calcio).
Puedes incluso encontrar más calcio en una taza de brócoli que en un vaso de leche.
Somos el único mamífero que consume lácteos de otra especie a edades adultas, puesto que la leche materna sólo la consumimos los primeros años de vida durante la lactancia.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es el azúcar de la leche, cuando estamos bebés no tenemos problemas en asimilarla, debido a que cuando nacemos el organismo cuenta con la capacidad de separar sus componentes de manera que no genere problemas a nivel intestinal, por la generación de lactasa.
Este proceso sólo dura los dos primeros años de vida, mientras el niño es alimentando por su madre a través de la leche materna. Es decir, que después no podemos asimilarla.
Al crecer el cuerpo humano deja de producir esta proteína y el organismo ya no tiene la misma asimilación de la lactosa. y ahí es dónde empiezan los problemas con el consumo de este producto.
Algunas cifras apuntan a que sólo el 30% de la población mundial es tolerante a la lactosa, el resto, incluidas las personas con condiciones autoinmunes, no tenemos ese grado de tolerancia para asimilarla.
¿Lo entiendes un poco más ahora?
¿Por qué los lácteos pueden inflamar?
Los lácteos pueden generar inflamación y dolor crónico gracias a que tienen una proteína llamada caseína.
Esta proteína genera rompimiento de las células del intestino generando al igual que el gluten permeabilidad intestinal: crea entonces fisuras y deja pasar toxinas, bacterias y sustancias que no son bienvenidas en el torrente sanguíneo.
Disparando así la respuesta autoinmune y por tanto inflamación crónica.
Para algunas personas dejar de consumir lácteos es casi imposible, pero como todo, es cuestión de adaptación y de aprender a reemplazar ingredientes para las diversas preparaciones.
Si como a mí, te hace falta una que otra vez algún queso. Procura consumirlos madurados y con muy poca frecuencia, ya que con los productos madurados los niveles de lactosa y caseína disminuyen al ser consumidas por las bacterias.
En cuanto al calcio, podría también obtenerlo de otras fuentes no lácteas y con menos impacto, como el brócoli, que es rico en calcio.
O puedes también conseguir suplementos vitamínicos con calcio para incluirlo en tu dieta. Consulta con tu médico la adición de estos.
Azúcar
¿Cómo funciona el azúcar en el cuerpo?
Cuando se consume azúcar el sistema digestivo lo absorbe, se incrementa el nivel de glucosa en sangre y genera que el páncreas comience a secretar insulina.
La insulina es la encargada de permitir que la glucosa entre en las células del cuerpo para proporcionar energía.
Al momento de consumir altos niveles de azúcar y que las células ya no la necesitan como fuente de energía, ese exceso se acumulará en forma de grasa.
Es por esto que esta hormona está relacionada también con el perder o ganar peso. ¿Lo sabías?
La acumulación de grasa crea una predisposición a una condición llamada resistencia a l insulina o estado pre diabético.
Es importante que recordemos que todo en exceso es inadecuado, sin embargo, podemos obtener glucosa de algunos alimentos como los carbohidratos, los cuales te darán una buena fuente de energía.
Puedes evitar consumir por ejemplo jugos de fruta, puesto que tienen un índice glicémico mucho más alto al de la fibra presente en la fruta entera.
Y de igual forma puedes investigar un poco más sobre las frutas y verduras con mayor índice glicémico, no con el fin de que las elimines para “siempre” sino con el fin de que sepas el tipo de alimentos que consumes y la manera en la cuál estás aportando a tu salud y bienestar.
Maíz
El maíz hace parte de nuestra historia.
Hace algunos años el maíz era una de las fuentes fundamentales de nutrición de nuestra dieta y seguro muchos en Colombia como yo crecieron con preparaciones como la arepa, sopas, mazamorra y otra gran diversidad de recetas en las cuales ha sido utilizado.
Y aún sigue siendo un ícono de la gastronomía colombiana y de otros países latinoamericanos.
La historia del maíz es muy similar al del gluten, porque desafortunadamente por la industrialización de los alimentos con tecnología de organismos genéticamente modificado (OGM) ya no es un alimento tan bueno para el consumo humano.
A menos que se cultive de manera muy orgánica, o que logres conseguirlo con cosecha más limpias.
El maíz y sus subproductos generan inflamación significativa y no es adecuada para las condiciones autoinmunes.
Sus efectos son parecidos a los del gluten, pues genera permeabilidad intestinal y por tanto, respuesta inflamatoria del sistema inmunológico.
Pero no te afanes, hay otras alternativas.
Aquí te dejo una receta deliciosa de arepas de yuca, un perfecto reeplazo para las arepitas de maíz.
Soja
Con la Soja tengo mi historia personal, pues mi mamá cuando estaba pequeña me hacia leche de soja.
La cocinaba por largas horas y luego la licuaba y colaba. Recuerdo muy bien el olor y lo que significaba para mi esta preparación de mamá, porque era como una forma más de darme su amor.
Desafortunadamente la soja tiene una historia parecida al maíz, son alimentos que han recibido modificaciones genéticas, con un destino similar a los transgénicos.
La soja solía ser considera un “súper alimento”, por eso hace algunos años era la base de mi alimentación, sin embargo, con el paso de los años y las modificaciones que ha sufrido dejó de ser una buena opción para incluir en nuestra dieta, porque hace que nuestro sistema inmune tenga una respuesta inflamatoria.
Es importante que se revisen las etiquetas de los productos que estamos consumiendo, puesto que gran parte de alimentos en el mercado contienen soja en su composición.
Ejemplo, como los embutidos, carnes de hamburguesa y proteínas vegetales.
Grasas malas (omega 6)
Al hablar de grasas “malas” me refiero a los aceites que están compuestos principalmente de omegas 6 “malo” (existe omegas 6 bueno).
Este lo hallamos en los aceites de canola (ahora es OGM, organismos genéticamente modificado), soja, maíz y girasol, entre otros.
En la estructura de estos aceites encontramos algo llamado ácido araquidónico con el cual comienza la cascada de inflamación en nuestro organismo.
Por lo tanto, un alto consumo en estos aceites, de manera inevitable comenzará un proceso inflamatorio en el cuerpo, llegando a convertirse en crónica si hay predisposiciones genéticas.
Cuando consumimos un antiinflamatorio estamos bloqueando la “cascada de ácido araquidónico”, es decir, que se bloquea una de las cosas que contribuyen a la inflamación, y si consumimos omega 6 su producción será estimulada.
Un balance entre los omegas 3 y 6 sería lo mas recomendado, sin embargo, algunos autores señalan que la dieta occidental tiene una relación entre 1:1o o 1:15.
Cuando en realidad debería ser de 1 a 1. Y ¿Aún nos quedan dudas del porqué nos enfermamos?
Precisamente la pérdida del balance entre estos es un factor determinante de la inflamación crónica y la predisposición a enfermedades autoinmunes como las alergias, artritis reumatoide, entre otras.
Cabe aclarar siempre que el consumo de este tipo de alimentos deberíamos evitarlo, sin embargo, tambien es importante que encuentres tu propio punto medio.
Conclusión
¿qué opinas?
Después de leer esta información, ¿consideras que puedes hacer cambios en tu alimentación que te ayuden a disminuir tus niveles de inflamación?
Te invito a que evalúes lo que consumes, con el único fin de realizar un proceso de autoconocimiento que te permita mejorar tu calidad de vida.
Recuerda que cada paso que das para mejorar te ayuda a construir un mejor presente con un enfoque en un futuro más saludable y mirando hacia una posible remisión.
Si deseas hacer parte de la comunidad MEVA, te invito a que te suscribas a nuestra membresía, un espacio donde nos reunimos cada 15 días a través de talleres, conferencias, másterClass y todo lo que necesitas para implementar tu estilo de vida autoinmune.
Más información aquí:
Un abrazo y espero que esta información sea de tu agrado.
Recuerda que si tienes alguna duda me puedes contactar a través de esta página o con los links de contacto que te de he dejado.
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